Relatos de fantasmas

domingo, 14 de octubre de 2018

Vampiros Andinos: El mito de los Pishtacos

Imagina los caminos solitarios en los fríos y neblinosos parajes andinos. El clima seco, helado, congelando los huesos mientras el viento silba entre arbustos, rocas y abismos. Ahí, en la oscuridad de la noche rondan hombres altos, robustos, con barbas largas y rubias. Van armados de puñales y cuchillos curvos afilados, siempre cerca a su guarida, donde cuelgan de ganchos hombres desnudos, de cabeza y con un corte a lo largo del torso y cuello para drenar la sangre y empezar a extraer lo que realmente desean: grasa humana...
Esa es la descripción aproximada del Pishtaco, un asesino mítico y antiguo de los Andes que ha sobrevivido al Imperio de los incas, al Virreinato Español y a la República del Perú... El Pishtaco tuvo sus orígenes en épocas de los emperadores incas. Eran asesinos profesionales infiltrados en pueblos enemigos para matar a personajes seleccionados. Eran invisibles, y es tal vez el ser enviados por el Inca, el motivo principal del tradicional encubrimiento gubernamental que les permite asesinar con impunidad. Cuando llegan los españoles a tierras ahora peruanas y el Imperio Inca es derrotado, el Pishtaco toma una nueva imágen. Se vuelve blanco, de barba larga y cabello castaño. Trabaja bajo órdenes del virrey y la Iglesia Católica y extrae grasa humana de los indígenas para mejorar el sonido de las campanas y curar las heridas ocasionadas por las balas de arcabúz y mosquete. Al empezar la República, el Pishtaco seguía aterrorizando a los indígenas andinos. La grasa vendida era usada para hacer funcionar las máquinas a vapor y las obras que el Gobierno construía. Por ejemplo, durante la construcción del ferrocarril en la sierra central se reportaron muchos obreros desaparecidos. Los lugareños culpaban a los pishtacos... De las máquinas a vapor, pasaron a alimentar las centrales eléctricas, el combustible de los automóviles y aviones, los motores de los aviones a reacción y recientemente a la industria de la cosmética... Pero, existe realmente o es la personificación del miedo o recelo al foráneo? A lo largo de los siglos hubo reportes de hombres linchados en pueblos altoandinos por ser acusados de Pishtacos, tienen motivos para temer?????? En Junio de 1970 un campesino encontró restos humanos en su fundo y avisó a las autoridades. La Policía capturó a cinco hombres identificados como Amador Meza Auncanqui, Edgar Trujillo, Eustorcio Martinez Rosales, Pedro Pablo Martinez Rosales y Ruperto Martinez Rosales. El caso se tornó macabro cuando los capturados confesaron seleccionar victimas según su contextura y grado de gordura. Aseguraron por ejemplo, que las más cotizadas eran las mujeres embarazadas y las personas obesas. La gente delgada en cambio era poco cotizada. Después de secuestrar y asesinar a las personas las descuartizaban, desechaban los torsos y cabezas y seleccionaban las extremidades que venderían. Las trasladaban desde los pueblos andinos hasta el distrito de Chilca, y de ahí al puerto del Callao, donde eran enviados al extranjero. El 29 del mismo mes aparecía en las portadas de los diarios principales del país la noticia de la captura de un grupo de Pishtacos. Aunque el caso parecía muy llamativo, desapareció al poco tiempo de llegar la noticia a Lima y de los implicados nada se supo. En 1987 hubo otra noticia en el mismo diario sobre Pishtacos secuestrando pobladores en Vilcabamba, pero igual que el caso anterior y otros similares, cayó en el olvido rápidamente. En 2009 la Policía presentó a Serapio Marcos Veramendi y a Enedina Estela Claudio como parte de un grupo de al menos 10 personas mas, encargadas de secuestrar, asesinar y descuartizar a pobladores del Valle del Huallaga para extraer por medios rudimentarios grasa humana que era envasada y vendida en 15 mil dólares por kilogramo. El caso traspasó las fronteras y se dedicó incluso un especial en un canal de televisión al mito del Pishtaco. Mientras tanto, en Perú se desató un escándalo por el evidente manejo político de un suceso que fue considerado como ridículo, vergonzoso y parte de una cortina de humo creada por el Gobierno para distraer burdamente a la opinión pública. Aunque no tengan la difusión de los vampiros rumanos, los vampiros andinos han sido retratados en películas, capítulos de series, libros y documentales aún cuando en su país de origen son desconocidos fuera de los pueblos de la serranía. Incluso un pueblo, Ichu, es famoso por sus corridas de toros, chicha de maíz y sus chicharrones de carne humana, aunque tal afirmación es negada por las cocineras. El aislamiento geográfico y la charlatanería con la que la prensa ha vestido a éstos personajes de la mitología andina los ha condenado, unido al uso sensacionalista que en las últimas décadas les dio el Gobierno en sus campañas de desinformación. Sin embargo, me parece interesante lo que en un foro peruano encontré y paso a transcribir para finalizar: En el distrito de Atavillos Bajo de la provincia de Huaral hay cuevas a quienes los pobladores llaman Pishtaku machay. Las más conocidas son dos: una ubicada en las alturas de San Agustín y otra cerca de Huayopampa. Ambas tienen la misma característica: están bajo un enorme clavo desde donde se dice que antes se colgaban cadáveres. Dentro hay fogones, canales para filtrar la grasa humana e innumerables huesos humanos. Antes se podían encontrar herramientas como grandes cuchillos, garfios y toneles. Pero los huaqueros los han saqueado. Las cuevas datan desde tiempos virreinales. Se dice que los pistacos iniciaron en esa época pues se creía que la grasa humana servía para las campanas de las iglesias y los párrocos pagaban muy buenas sumas por ella. También se dice que se usaba para extraños rituales algunos dicen que de una secta que involucraba a las más altas autoridades españolas. Pero hay leyendas de practicas similares realizadas en épocas pre incaicas por pistacos contratados por los chamanes andinos. Lo cierto es que no hay investigaciones arqueológicas serias al respecto. Las cuevas están ahí, los vestigios de los pistacos aun dan testimonio de sus prácticas para que de una vez se oficialice su existencia (en el pasado al menos) y deje de ser solo un mito. https://www.forosperu.net/temas/historias-sobre-demonios-o-relatos-de-la-sierra-peruana.146643/pagina-15#post-26547140

jueves, 4 de octubre de 2018

La niña de rojo

Una familia joven -pero numerosa- llegó a vivir a una casa del centro de un poblado habitado en su mayoría por agricultores y comerciantes. Eran papá, mamá, tres hijos y una hija, siendo el mayor de ocho y la última de un año de edad... Los primeros días coincidieron con el periodo de lluvias, conocido como Fenómeno del Niño. El de aquel año, 1983, fue especialmente destructivo. Por ello la familia permaneció encerrada por días mientras el padre trabajaba lejos. Y precisamente durante una de esas noches el mayor de los niños despertó a su madre a media noche por algo que no parecía normal... -Mami, una niña está llorando porque un señor se la quiere llevar...- La madre se levantó asustada, tomó una tubería de bronce que usaba para cerrar su ventana y armada con ella fue a defender a la niña. Mientras iba por el pasillo alcanzó a escuchar el llanto de la niña y el gruñido del hombre viniendo de la parte trasera de la casa, pero cuando abrió la puerta decidida a apalear al abusivo se encontró la calle vacía... Ese fue el primero de varios otros sucesos que se repitieron a lo largo de los años, sobre todo en las noches frías o de lluvia. Tantas veces que se volvió cotidiano para la familia. Varios años después llegó a casa un sobrino de visita, quien tuvo que quedarse esa noche por la lluvia infernal que se desató. El chico era aficionado al esoterismo, y quiso demostrar sus dotes con el humo de un cigarrillo. Así estaban, entre risas y bromas cuando el llanto de una niña y la voz grave de un hombre gruñendo interrumpieron la diversión... La señora le explicó a su sobrino que ignorara el llanto, que eran pocas las ocasiones en que se escuchaba y que no tenía caso tratar de defenderla, jamás veían a la niña. Aún así, el muchacho insistió en ir a socorrerla, y al ver que no había nadie tras la puerta dijo que necesitaba consultar con alguien. Dos días después regresó con un médium que apenas entró identificó el lugar donde empezaban los llantos de la niña... -Es horrible, la niña sufrió mucho y no la dejan descansar- lamentó el médium... -Cuando ésta casa era un terreno baldío la niña fue traída a la fuerza, abusada y luego ahorcada... y sigue aquí, repitiendo el hecho siempre que hay una noche parecida a la de su asesinato... El médium recorrió el jardín trasero de la casa y sollozando dijo: - Aquí está enterrada... lleva un vestido rojo... aquí la enterró ese maldito... El médium se fue, pero no pasó desapercibido un detalle que trajo a la memoria de la señora un relato que una vecina de mas de noventa años le contó tiempo atrás sobre una niña, amiga suya de la infancia, quien desapareció por la zona cuando abundaban en ella los descampados, niña que llevaba un vestido rojo y un lazo rosa que su madre costurera le había confeccionado... Poco tiempo después decidieron construir una recámara en un espacio que incluía el patio y jardín trasero. Enorme y desagradable sorpresa se llevaron los obreros mientras hacían las zanjas al encontrar cabellos, tirones de tela roja y finalmente los huesos pequeños de una niña en el jardín...