Relatos de fantasmas

miércoles, 27 de abril de 2016

El fantasma del niño de la Cordillera

En elecciones, los militares se responsabilizan del cuidado del material electoral. Envían soldados a diferentes colegios donde se realizaran las votaciones, algunos en pueblos remotos de la serranía. Fue precisamente en uno de éstos, entre las cordilleras Negra y Blanca, en Ancash, que ocurrió lo siguiente…



Un soldado de una de las Compañías de Comunicaciones de la 32ª Brigada de Infantería del Ejército, de Trujillo, fue destacado a un pueblo de Ancash. El camino era largo, por lo que llegaron casi al anochecer. Pasaron rancho- cenaron- y organizaron la guardia.
El colegio era pequeño, apenas unos cuantos salones. No había muros rodeándolos, y estaba algo alejado del pueblo, en una elevación. Les dijeron que tendrían una maravillosa vista, pero a esa hora no se veía nada, la niebla era espesa.  A unos 15 o 20 metros de los salones estaba la camioneta de la ONPE, y debían cuidarla aunque dentro no había material. Asignaron los turnos y empezó el primero, desde las 9 hasta las 12. El siguiente de 12 a 3 y el tercer  turno de 3 a 7. Al soldado de la historia le asignaron el segundo turno.



A las 2.45 despertaron al segundo turno, formaron para recibir algunas indicaciones y revisaron su armamento. A nuestro soldado le tocó la parte del frente.
La niebla era aún mayor, no se podía ver mas allá del brazo extendido. Y por si fuera poco, el frío calaba los huesos. Aunque el polo, chompa, polaca y capotín aliviaban un poco, los guantes y pasamontañas no estaban de más…



A las 3 en punto cubrieron sus puestos, y todo parecía normal. Hasta que empezaron las risas. El comunicante encendió su linterna pero no veía nada.
Al rato las risas regresaron. Parecían de un niño, y era como si correteara de un lado a otro, porque venía de diferentes puntos. Poco después escuchaba también sus pasos, su risa era mas fuerte, y se iba alejando lentamente. El soldado dudaba si hacerle el alto a un niño, atinó a pedir que se detenga, que era muy tarde, y empezó a seguirlo.
El problema era la poquísima visibilidad, el soldado caminaba lento, tanteando el suelo con los pies antes de dar un paso para evitar tropezar con algo y caer. Mientras sentía como el niño corría a su alrededor riéndose sin parar.



-Deja de correr, te vas a caer…- le decía el comunicante, pero el niño no paraba. De pronto dejó de reír. El soldado escuchó entonces como saltaba la camioneta que tenía ya al frente. Encendió la linterna y vio cómo se movía, como si dentro hubiera varias personas. Pero cesó al iluminar dentro del vehículo y ver que estaba vacío. Fue cuando escuchó nuevamente al niño, ésta vez llamándolo.
El soldado caminó lentamente, tanteando como dije antes. Y estaba ya algo lejos, cuando su pie sintió vacío. Estiro mas pero no tocaba suelo, y pensando que era alguna fuente de agua se dio media vuelta para volver a su puesto, cuando una manito lo cogió de la pierna fuertemente por detrás, como queriendo que siga, que no se valla. El soldado se asustó y empezó a correr y correr hasta  llegar a su puesto, y de ahí no se movió hasta que llegó el cambio de guardia…



Al amanecer, después de hacer mantenimiento y desayunar, el comunicante aprovechó que la niebla se estaba despejando. Frente a él tenía el paisaje hermoso que le dijeron, y por un momento olvidó lo sucedido durante su guardia. Pero se le ocurrió regresar por donde caminó. Se guió por la camioneta y una colilla de cigarro que arrojó. Y lo que se encontró le heló la sangre…
Donde pensaba encontrar una zanja o una fuente de agua, se encontró con un abismo profundo, de unos 300 metros en caída libre. Tan profundo que no alcanzaba a ver el fondo, solo niebla…



¿Salieron las manitos de ese abismo? ¿Quería el niño lanzarlo por él? ¿Había caído el niño en otro tiempo y quería compañía? Quién sabe. Mi compañero comunicante cortó ahí el caso. No teorizó ni ahondó. Para él fue una anécdota más en su servicio militar…


1 comentario:

  1. Yo supe ver un fantasma,les aseguro Amigos,que jamás este Viejo Soldado sería capaz de burlarse de un muerto,y quienes hemos vivido situaciones límite,tenemos tanto respeto por la vida como por la muerte.Esto que voy a contar sucedió en una Base del Sector Serbio en el año 1995,cuando integré la ONU en Misión de Paz,en Croacia.ciertas noches se reflejaba en el vidrio de la ventana,por la cual cumplíamos con la observación de movimiento,la imagen de un soldado mayor,con uniforme de la primera guerra mundial,parado y afirmado en el marco de la puerta,varios lo vimos en distintas oportunidades,llegamos a la conclusión de que era el espíritu de algún soldado serbio,muerto quizás en las matanzas de 1991 en toda la zona.Esto que les cuento es verdad.Un gran abrazo para todos.

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