Relatos de fantasmas

viernes, 9 de agosto de 2013

Fantasmas del Alto de la Alianza

El ejercito chileno, ocupado ya Tarapacá, acampaba en el árido desierto tacneño listo para batirse con las tropas peruanas. Era mayo de 1880 y se desarrollaba la sangrienta Guerra del Pacifico o del Salitre (1879-1884). 



Jinetes del Regimiento peruano Husares de Junin capturaron a unos arrieros, y después de interrogarlos, el Estado Mayor al mando del General boliviano Campero, cambian de planes.

Esa noche se organiza el ataque a las tropas chilenas que están en Quebrada Honda. Sin embargo, por la neblina la acción fracasa, perdiéndose las tropas en el desierto.
Por ello deciden regresar a sus posiciones, dándose cuenta que faltaban cuatro divisiones...

El coronel Belisario decide postergar el ataque, y a las 7 am estaban de regreso. Pero el batallón chileno Atacama los descubre, y aceleran todo. Ahora ambos bandos se alistaban para la batalla. A las 11am del 26 de mayo de aquel año rompen fuegos. Asi empieza la batalla del Alto de la Alianza



Jinete Husar de Junin en Batalla (Recreación de la película peruana "Gloria del Pacifico")

Un siglo después se inicia la construcción de un monumento para conmemorar a los soldados muertos en aquellas ocho horas de duro combate.









Es entonces, cuando los centinelas que cuidan la obra, se dan cuenta que no son los únicos uniformados en el desierto...


 Lo que empieza con rumores y bromas nerviosas se vuelve un poco mas siniestro. De repente ya no eran simples comentarios, sino avistamientos. Eran cada vez mas quienes veian hombres con uniformes sucios y antiguos, con mas barba y cabello de lo que normalmente tiene hoy un soldado, y fusiles de museo.







Sucios, sedientos, hambrientos y cansados por un siglo de guerra. Parece que el desierto se apodero de sus almas y retiene a estos hombres que aclaman descanso. Algunos dicen que no saben que la guerra acabo, otros que esperan una guerra próxima. Lo cierto es que no dejan de rondar.





Un centinela que cuidaba el material en la noche, hizo lo que ningún soldado debería en tiempos de guerra: dormir durante su guardia. Había escuchado de los "muertitos" de la guerra con Chile, pero pudo mas su cansancio...
-¡Despierte soldado!¡No se duerma!- le dijeron mientras movían su brazo. El soldado despertó y vio un hombre con uniforme blanco alejarse, con un fusil antiguo en la mano y morral del siglo pasado. Era un soldado antiguo que recordaba al centinela sus obligaciones. Ellos, combatientes incansables, parecían colaborar en el cuidado de la obra que se construía en su honor.



Nadie sabe porque siguen, es como si para ellos el tiempo no hubiera pasado. Aun hoy hay quienes aseguran haberse topado con esos soldados, quienes siguen en campaña mas de 130 años después. Hombres valientes de épocas violentas que entregaron su vida y aun no encuentran el merecido descanso.



 

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