El conoce su temperamento y compatibilidad. No se equivoca jamás...
Los une mediante un hilo rojo invisible, amarrado al dedo meñique, que se puede estirar o contraer pero nunca romper. Le llaman el hilo del destino.
Cuentan que en el Japón antiguo vivió una bruja con la facultad de poder ver y seguir el hilo del destino de cada persona.
Tanta era su fama que llegó a oídos de un joven emperador, quien intrigado la convocó en su palacio y le ordenó buscar el otro extremo de su hilo rojo.
La mujer siguió el hilo del emperador por días, regresando con una campesina pobre y una bebe en brazos. La bruja le pidió al emperador que se acercara, y conociera a su destinada.
Pero el emperador se enfureció y empujó a la campesina, haciendo que la bebe que llevaba cayera y se lastimara la frente. Consideró una ofensa el llevarle una niña tan vulgar para presentarla como su destinada, por lo que ordenó a sus soldados que apresaran a la bruja y la decapitaran enseguida...
Pasaron los años y le llegó la hora de buscar esposa. Ante la amenaza de los reinos vecinos, sus consejeros le recomendaron tomar a la hija de un general muy importante con fama creciente. El emperador aceptó, y organizaron la boda.
Llegada la ceremonia el emperador vio a su futura esposa
con un vestido de novia elegante y un velo que la cubría por completo
Estaba encantado por la buena elección que hizo, y al levantar el velo vio era hermosa, pero un detalle estremeció al emperador...
la joven tenía una cicatriz en la frente, exactamente en el lado de la niña a la que hizo caer años antes...
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